Nuria se despertó con los terribles efectos secundarios inherentes a la resaca de la noche pasada. Recordaba haber disfrutado de lo lindo, hasta que en la discoteca Ravalli´s conoció a una pareja diez años mayor que ella. La mujer la convenció de tomar una pastilla con su consumición. Después de bailar, fueron a la habitación de un motel, que era donde estaba ella ahora. Esas horas de locura carnal las tenía muy discriminadas en sus recuerdos.
Como fue un acto consentido por ella, no le dio importancia que hubiera sido abandonada por la pareja.
Se incorporó de la cama con un dolor de cabeza espantoso, que irradiaba en lo máximo hacia la cuenca de su ojo izquierdo.
Entonces reparó en su smartphone, tirado sobre el suelo de la habitación. Curiosamente estaba en modo vídeo, y pudo ver la miniatura de una grabación tomada hacía menos de dos horas.
Con el dolor incidiendo más en el ojo, vio el vídeo de apenas un minuto de duración. En él se veía a ella misma siendo despertada por la mujer, mientras su acompañante filmaba.
La mujer de treinta años le pasó un tenedor.
- Es la hora del desayuno. Tienes que estar hambrienta.
Ella asintió, aferrando el tenedor con la mano diestra.
- Pues adelante. Te hemos preparado un huevo frito delicioso - le animó la mujer.
Con espanto, Nuria se contempló a si misma sin voluntad propia, dirigida por la pareja, y se llevó las púas del tenedor al ojo izquierdo, sacándoselo, para acto seguido masticarlo con avidez.
Ese era el motivo de su tremendo dolor.
Su cuenca sangrante, carente del globo ocular...
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