lunes, 23 de agosto de 2010

Licantropía contenida.

El influjo que ejerce sobre mi es tan intenso,
nocivo y doloroso para quienes me rodean,
que me veo obligado a ser encadenado por mi mismo
en mi lecho de descanso nocturno.
Mi conciencia en infinidad de ocasiones se dirime entre incumplir la lógica
que contenga la ilógica de mi existencia
y el ansia de afrontar con total libertad la soledad y permisividad de la noche.
He de establecer una férrea disciplina en tales circunstancias,
pues si permito la libre evolución de mis sentimientos,
disfrutando de mi instinto primigenio salvaje,
volvería a causar desmanes irreparables como los que ya causara en el pasado.
Las fechorías cometidas en épocas tan lejanas quedaban camufladas por la más burda superstición
y la creencia en leyendas fantasiosas de los incultos lugareños.
Mientras las autoridades locales trataban de justificar mis arbitrarias matanzas,
nunca realizadas por un ser diabólico,
sino más bien por una bestia montaraz, salvaje y hambrienta,
a la cual habíase de abatir por los cazadores más avezados de aquellos tiempos pasados.
Jamás fui cazado.
Ni siquiera herido.
Conseguía eludir el cerco de mi propia destrucción.
Reconozco que entonces no contenía mi ímpetu sanguinario.
Más si hoy en día lo hago es por los avances tecnológicos implantados en la seguridad de las ciudades.
Las armas son otras, mucho más poderosas.
Quienes las portan están preparados para enfrentarse a mi poderío físico.
Y en cada rincón de cada calle, por mísera y abandonada que esté,
no es raro ver alguna cámara que pueda tomar detalle de mis ramalazos de locura lobuna.
Por ello me encadeno en las noches claras de luna llena.
Bramando la condena de mi maldición,
con las mandíbulas deformes apretadas contra la almohada, amortiguando los aullidos disconformes.
Me va en ello la existencia.
El no morir en mi desdoblada personalidad,
para vivir más tarde en la normalidad de un simple ser humano.

8 comentarios:

  1. No cabe dudas de que los avances como las cámaras le limitan bastante, pero es que además existe el depredador humano y este puede ser incluso más peligroso que una cámara, parece que hay algo de conciencia en estas reflexiones lo cual me hace pensar que quizás la bestia está dando paso a algo más humano, un abrazo

    ResponderEliminar
  2. Al principio creía que se encerraba para no hacer daño, pero no, lo hace para protegerse, es la hipocresía de aquel que hace daño pero que no quiere sufrir.

    Por cierto, al final Erick La Point no supero la prueba, así que no le he contratado: la mermelada que ofrecía estaba rancia y eso es algo que que ni servidor como Fermin (le recuerdo que su ex empleado aspiraba a ser el mayordomo de mi mayordomo) no toleramos.

    ResponderEliminar
  3. Hola, Corazón Verde. Puede que el licántropo esté deseando dejar de comportarse de manera agresiva cuando tiene su transformación nocturna, pero opino como el sr.Nocivo, que simplemente lo hace por supervivencia, pues ahora mismo sería fácilmente localizado y abatido por las fuerzas del orden.
    Un fuerte abrazo desde Pamplona, compañera. Y la sonrisa que no falte. :)

    ResponderEliminar
  4. Hola, sr. Nocivo. Acierta en la hipocresía y el egoísmo del hombre lobo del relato. Es su instinto de supervivencia el que le hace permanecer amarrado en sus dependencias para no poner en riesgo su vida, una vez haya acabado con otras ajenas, consiguiendo que la sociedad moderna le de caza hasta acabar con su existencia maldita.
    En cuanto a Erick La Point, por algo salió despedido de Escritos. Je, je. Era más malo que el aceite de ricino. Aunque puede intentar contratar a mi segundo empleado despedido. "Cara de Plastilina" mantiene las formas. Demasiado para mi gusto.
    Un saludazo.;)

    ResponderEliminar
  5. Siempre está la posibilidad del licántropo turista que viaja al tercer mundo una vez por mes y regresa con la cámara llena de fotos, las camisas rotas y los colmillos llenos de sangre.

    Salu2

    ResponderEliminar
  6. ¡Muy buen relato! Hace nada se publico otro de vampiros excelente en "Cuenta conmigo" y ahora este. Si, es cierto que se encierra mas para protegerse a si mismo que para impedirse hacer daño a nadie. Pero, por algo se empieza, aunque sea hipocrita y egoista.

    ResponderEliminar
  7. Hola, Markos. También puede haber un hombre lobo turista.
    Aunque si regresa, será con cambio de indumentaria para que no le pille el Sarkozy, ja ja.
    Un fuerte saludo.

    ResponderEliminar
  8. Eso es, Nerea. Además es casi un fiel reflejo de ciertas personas en la sociedad actual. Hacen determinadas cosas por ellas mismas, no por quienes les rodean, pero si sus actos afectan secundariamente sin querer de manera beneficiosa al resto... Pues nada, encima los elegimos hijos predilectos del pueblo.
    Un saludete.

    ResponderEliminar

Estrenando Sobresaltos y temblores

A esta fecha nace Sobresaltos y temblores. Un blog predispuesto hacia el género del terror en su faceta de imágenes y relatos.

Entradas populares