De nuevo pulsó el timbre de la puerta.
Esta se abrió con cierta pereza por parte del dueño de la casa.
- Hola, señor. Me presento. Soy Douglas Niceman. Vengo a visitarle para hacerle un pequeña encuesta sobre sus gustos literarios.
- No siga. Viene a venderme libros.
- Ciertamente, tras ver sus gustos preferenciales tras la breve entrevista...
- ... intentará engatusarme una de sus plomizas enciclopedias.
- Reconozco que soy agente de ventas a domicilio. De la editorial "Fairburks Big Books".
- Fascinante.
" Señor Niceman, puede pasar. Vivo solo y compartir parte de la tarde charlando con usted me resultará de lo más entretenido. Eso si, le aseguro que no pienso entusiasmarme por ninguno de sus mamotretos indigestos.
- Nunca se sabe. Llevo unos catálogos muy atractivos que pueden interesarle.
- Pase, pase. Como si estuviese en su propia casa.
- Gracias.
El dueño de la vivienda lo estuvo precediendo por un largo pasillo, hasta llegar a una estancia que era la sala de estar.
Nada más encender la luz, Douglas Niceman se quedó horrorizado.
- Bueno, en eso radica parte de mi interés cuando recibo la visita de un vendedor de enciclopedias - le quiso aclarar el anfitrión.
" Realmente lo que colecciono son retratos. Cuelgo el cuerpo y le pongo un marco. Y ya tengo el cuadro, je, je.
Cuando Douglas se volvía, la cabeza de un enorme martillo percutió contra su cabeza con exquisita violencia, sumiéndole en la monotonía de la muerte.
A todos nos gustaria hacer eso, colgar vendedores. Bravo compañero.
ResponderEliminarConseguiste que una sonrisa macabra cubriera mis labios, no es que odie y desee la muerte de los vendedores de libros a domicilio pero la verdad es que son un poco plastas y no entienden un no por respuesta.
ResponderEliminarEnhorabuena!
Grandioso. Rápido y contundente. No me esperaba ese giro: la pobre víctima del comprador se convierte en culpable. ¡Genial!
ResponderEliminarPues que se junte con aquel del otro relato que coleccionaba "peluches"... macabro hasta la medula, amigo.
ResponderEliminarjaja muy bueno =D
ResponderEliminarHola, DDmx. Algo más que vendedores colgaría yo... Los políticos de tutto il mondo, hum.
ResponderEliminarHola, Sam. Yo fui un muy mal vendedor de enciclopedias. No servía ni tenía ánimos de enredar a jubilados y pensionistas con tal de conseguir la venta. Eso si, reconozco que los cuadros de mi vecino son muy chulo y naturales, je je. Un abrazo desde Escritos.
ResponderEliminar¡Hola, Sechat! Eso fue un contraataque del consumidor en toda regla, ja ja. Un abrazo gordo. :)
ResponderEliminarHola , Nerea. Hombre, el chaval, aparte de asesino colgador de cuadros humanos en serie es seguidor del Osasuna, ja ja.
ResponderEliminarHola, Kimberly. ¡Para luego digan que todo acaba en Picasso, ja ja!
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